dijous, 5 de març del 2015

L'anorèxia i l'obesistat.

L'anorèxia i l'obesistat. 







PREGUNTES. 

Un dels grans problemes de la nostra cultura de l’abundància és que “mentre mig món es mor de gana,  l’altre mig es mor per aprimar-se”. D’aquí neixen una sèrie de transtorns de l’alimentació , que tots coneixeu. Llegiu aquest text de Rosa Montero, a El País Semanal núm 1078 (25/05/1997) i responeu les preguntes de sota:

LA CULPA Y LA ANOREXIA

Dentro de las múltiples bobadas que a veces leemos (y a lo peor, hasta escribimos) en los periódicos, una de las que me ha dejado más patidifusa últimamente ha sido ese estudio sobre la anorexia según el cual unos superferolíticos científicos británicos aseguraban que habían descubierto algo así como la causa de esta enfermedad: una disminución del riego sanguíneo en una zona concreta del cerebro. O sea, trompeteaban victoriosos los medios de comunicación: un origen orgánico y no psicológico.

A decir verdad, la noticia me parece tal necedad que al principio tendí a suponer que habíamos sido nosotros, los periodistas, quienes reprodujimos mal lo que los científicos decían; y que no alardeaban de haber descubierto la causa de la anorexia, sino simplemente un efecto más de la enfermedad, equiparable, por ejemplo, a la fenomenal disminución de masa ósea que también se produce. De todos es sabido que un anoréxico es un esqueleto viviente; a fuerza de no comer, se queda suspendido en los confines de la inanición, y ahí, en esa suerte de fronteriza muerte-vida, colgando en el vacío y descamado, es capaz de resistir durante muchos años. Pero esa existencia al límite tiene sus costes: a los enfermos se les cae el pelo, se les retira la regla, se les descalcifican los huesos hasta el punto de disminuir de altura varios centímetros… y también es posible que, como dicen esos investigadores, sus cerebros tengan un riego sanguíneo menor que un cerebro normal. Lo cual no sería otra cosa que una consecuencia de la hambruna.

Pero por lo visto fueron los propios científicos quienes colaboraron en el triunfalismo y la confusión. “¿Cómo saben que las alteraciones cerebrales no han sido causadas por la propia anorexia?”, les preguntaron. “Porque cuando los enfermos se curan siguen manteniendo la diferencia de riego”. Bien, los anoréxicos que han sanado tampoco   recuperan nunca toda la masa ósea que perdieron. Irrita y amedrenta una falta de rigor tan elemental.

¿Y por qué unos científicos tan de chichinabo son capaces de acaparar páginas y páginas de la prensa mundial? Porque su mensaje alivia, porque están en la onda de los tiempos, porque dicen lo que la sociedad desea oír. Lo explicó muy clarito uno de esos investigadores británicos tan luminosos: “Podemos decir a la gente que padece anorexia y a los padres de los enfermos que no es culpa suya”.

La culpa, ay. La culpa está empezando a quedarse tan obsoleta en el mundo de hoy como el bombín y el coche de caballos. No reivindico ese pozo insondable de la culpabilidad judeo-cristiana, que nos hace asumir la autoría del Diluvio Universal a poco que se nos apriete, pero sí esa cuota de culpa inevitable y necesaria, que emana del sentido de responsabilidad, de la ética personal y de la estructura fundamental de lo que somos. Esa culpa, en fin, es uno de los marcos básicos del ser, uno de nuestros límites interiores. De hecho, es imposible vivir una vida normal sin tener que decidir entre opciones precarias, sin causar algún daño, sin alguna clase de remordimiento.

Pero hoy todo se organiza en la sociedad para evitar la culpa, para extirparla por completo. Esa debe de ser una de las razones del auge actual del biologismo: como si los humanos no fuéramos sino un ciego y fatídico conglomerado de células y genes y reacciones químicas. Y así, nos sacudimos de encima la responsabilidad y la culpa como quien se extrae una muela picada, sin advertir que, en la misma operación, estamos perdiendo parte de la sustancia humana.


Activitats
1. Fes un resum del que has pogut veure en el video. Què és el que més t'ha impactat?I el que menys?

2. L’autora se’n riu, en aquest article, d’aquests metges anglesos que han dictaminat que  els transtorns alimentaris provenen d’un problema físic: la manca de reg sanguini al cervell.  La mateixa autora desmunta la teoria. Com ho fa?

3. Què té a veure el sentiment de culpa amb la malaltia de l’anorèxia i la bulímia? De quina religió pensa l’autora que prové aquest sentiment de culpa? Penseu que l’anorèxia necessita un tractament psicològic ?


4. Dins del món dels transtorns alimentaris hi ha moltes informacions falses o tergiversades, sobre els aliments, el seu consum, la manera de fer-se passar la gana, etc. Consulteu aquest article i expliqueu-ne cinc:http://www.acab.org/fitxer/83/article-internet.pdf
5. Què penseu que poden fer la família i els amics d’una persona amb transtorns alimentaris per tal d’ajudar-la?

6.Un dels sistemes per a no llençar el menjar que ens sobra són les receptes d’aprofitament.  Llegeix-ne algunes, d’arreu del món, en la imatge de sota,  i després pregunta a casa, a la mare o l’àvia, quins secrets tenen elles per a fer-ne, aquí a Catalunya:



Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada